Colombia comenzó a ser testigo de los prodigios
de la navegación aérea el 12 de junio de 1893, cuando el argentino José Maria
Flores se elevó sobre Popayán a bordo de un globo inflado con gas de
petróleo. Flores hizo un vuelo similar sobre Bogotá el 27 de octubre de
1845, desde el patio principal del colegio mayor de Nuestra Señora del
Rosario. Sus hazañas tuvieron como escenario posterior las ciudades de
Medellín, Barranquilla y Tunja. Veinte años después, el mexicano
Antonio Guerrero ofreció una exhibición en el Parque Berrío de Medellín: allí
colgado de un globo, realizó todo tipo de piruetas que hicieron las delicias
de los espectadores. Los anales de la aviación civil registran asimismo
al canadiense John Smith, quien hizo en Barranquilla un vuelo de acrobacia
deportiva, en diciembre de 1912. Más adelante, Smith, un joven de 21
años, se trasladó a Medellín, donde, el 26 de enero de 1913, efectuó un vuelo
sobre la ciudad, a bordo de un avión Farman.
Después llegó a Barranquilla el norteamericano
Knox Martín, quien habiendo entablado amistad con Carlos Obregón y Ulpiano
Valenzuela, los acompañó a Estados Unidos donde adquirieron un avión Curtis
Standard construido en madera y tela, propulsado por un motor de 150 HP para
hacer deportes, acrobacias y vuelos cortos. Esta fue la famosa aeronave en la
cual Martín hizo su primer vuelo de correo el 18 de junio de 1919, al cual
invitó a Mario Santo Domingo.
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En septiembre de 1919, Guillermo Echavarria Misas
recibió un catálogo de los aviones fabricados por la casa de Henry Farman y
sus hermanos, pioneros de la aviación francesa. Esta circunstancia hizo que
Echavarria Misas motivara a su padre, Alejandro Echavarria, para que con un
grupo de amigos, conformara la compañía Colombiana de Navegación Aérea. La
compañía despegó con cuatro aviones F-40 de cuatro sillas, con cabina
descubierta y motor atrás, así como un avión F-60 tipo Goliat, con capacidad para
14 personas. Este era el aeroplano de moda, por haber hecho, sin escalas un
vuelo desde la capital francesa hasta Casablanca en África.
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El 3 de septiembre de 1919, el presidente Marco
Fidel Suárez suscribía un documento que otorgaba a la empresa recién
constituida el derecho a transportar correo aéreo y pasajeros en el
territorio Colombiano. En enero de 1920 llegaron a Cartagena los
dos primeros aviones Farman. Allí fue necesario construir un hangar que pudiera
recibir tanto a los aviones que tenían ruedas como a los provistos de
flotadores. El hangar fue construido en Boca grande, en los
terrenos donde hoy se levanta el hotel Caribe.
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El 15 de febrero de 1920, monseñor Pedro Adán
Briosci bendijo el avión "Cartagena" que, en su vuelo inaugural
sobre bahía, llevó a bordo al alcalde de la ciudad, a la reina de la ciudad
Tulia Martínez Martelo y a Guillermo Echavarria, gerente de la empresa
aérea. El 22 de febrero se inauguraron los vuelos entre Cartagena
y Barranquilla con cuatro kilos de correo. Uno de los primeros
pasajeros fue el general Benjamín Herrera, quien realizó el 3 de marzo un
vuelo entre las dos ciudades. Días después, el F-40 llevó de
Cartagena a Barranquilla a Eduardo de la Espriella y a Mario Santo Domingo,
padre, quienes fueron los primeros pasajeros con tiquete pagado que volaron a
otra ciudad. Con la llegada del avión Goliat, de gran versatilidad para la
época, la Compañía Colombiana de Navegación Aérea comenzó a extender sus vuelos
a Santa Marta y luego a Medellín y Bogotá. Ya para entonces pilotaban las
aeronaves dos aviadores franceses que habían participado en la primera guerra
mundial: Jacques Jourdanet y Rene Bazín. El capitán Jourdanet tuvo que
viajar de Cartagena a Medellín a través del río Magdalena y trasladarse
posteriormente a lomo de mula a Bogotá para buscar terrenos, combustible,
repuestos y todo lo necesario para establecer talleres y campos de
aterrizaje, toda vez que en ese entonces cada compañía debía construir aeródromos
para sus servicios particulares.
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Casi a los tres años de fundación, la compañía
Colombiana de Navegación Aérea debió ser liquidada, agobiada por una serie de
problemas como la crisis de los años 20, la falta de tecnología para poder
mejorar el rendimiento de los aparatos franceses, los accidentes y los daños
de las máquinas.
A eso se sumaron imprevistos tales como la
destrucción total de un avión que fue dejado amarrado a un árbol, a la orilla
del Magdalena, en Puerto Berrío, tras haber sorteado varios problemas
técnicos. Cuando se disponía a partir al día siguiente hacia Girardot, el
capitán Bazín observó sorprendido cómo la aeronave fue hallada río abajo,
luego de que un vendaval había hecho estragos en la madrugada.
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sábado, 16 de marzo de 2013
HISTORIA DE LA AVIACIÓN COLOMBIANA
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